Elijo ir al centro caminando.
50 entre 9 y 10: un muchacho y una chica charlan parados en
la vereda. Oigo al pasar que él dice: “…y echaron a 35 compañeros… así, a la
matanza…”
No se refería a la localidad, me pareció, sino a las vacas,
a los mataderos.
50 entre 8 y 9: un tipo mayor con una sola mano y dos
piernas ortopédicas, que maneja por la calle un vehículo tipo motito para
discapacitados, aparentemente fue rozado
por una mina que va en un Peugeot gris. Discuten.
Que quién tuvo la culpa? Voy de nuevo: una mina joven que
maneja un Peugeot gris apostrofa a un señor mayor manco y sin piernas. Se
entiende ahora?
Esquina de 50 y 7: Manifestación de ATE. Un dirigente, por
micrófono habla de los despidos vinculados a Derechos Humanos. Poca gente.
Cortan el tránsito.
7 y 48: Debido al corte de dos cuadras más arriba, hay
embotellamiento en el semáforo. Entre los autos parados, brillosos al sol, emerge contrastante una silueta opaca y
delgada, montada en una bicicleta negra con canastito gris detrás. Sigue camino
sorteando obstáculos mientras se queja volviendo la cabeza de la maniobra de
algún conductor que seguro lo habrá encerrado. En su rostro aparece algo más
que enojo circunstancial. Se le nota la suma de humillaciones.
Plaza Malvinas: Vuelvo a casa, me encuentro con el dueño de
la pañalera de la esquina que acaba de cerrar el negocio. Me señala un árbol
alto, y me comenta que toda la mañana estuvo escuchando el canto de un pájaro
no frecuente en el barrio. Identifico el
ave. El vecino cree que se trata de un búho o lechuza. No me parece, le digo.
Por un momento pienso que está muy bien que alguien se
dedique a distinguir el canto de los pájaros y que tengamos esa apacible charla
de vecinos.
Pero el bicho de golpe sale volando. Es grande, tiene rayas
en las alas, y pertenece, sí, a una
especie rapaz o carroñera. El canto no
es tal, más bien se asemeja a un graznido.
La conversación, entonces, deja de ser isla, pasa a ser
parte del todo, se funde en los ruidos.
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