19/01/16
Salgo sin rumbo. Después de una larga caminata por el bosque
llego a un médano escarpado. Lo subo, y del otro lado aparece el mar. Bajo a la
playa, me saco las zapatillas y ando un buen trecho en patas por la orilla.
Vuelvo a la cabaña dos horas después de haber salido. Durante el trayecto,
repasé mentalmente texto de la obra que estoy ensayando. Así soy yo, un amante
del turismo de jolgorio y aventura.
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