domingo, 17 de marzo de 2024

ESTAR SACADO

Más que los truenos, fue la voz de mi padre lo que me despertó.

Mi padre murió hace casi treinta años, pero escuché nitida su voz llamándome por mi nombre con ese tono de velado reproche hacia mi inconducta que solía usar. Nunca me enfrentó directamente. A mi hermano, sí. Se lo pregunté hace unos días y me asombró la respuesta. "Estaba sacado", me dijo mi hermano. Nunca, con nadie, ví a mi padre sacado. Yo sabía todo lo que le disgustaba o angustiaba. Pero nunca ví que lo expresase. Es otro padre el que me reveló mi hermano.
Tuve una mala noche, me pelée con personas de mi edad o mayores. Con uno llegamos a las manos, pero no recuerdo en qué terminó, si hubo un ganador. De todos modos, en las peleas de los argentinos no suele haber ganadores rotundos. Por lo menos en mi generación, nos íbamos en amagues.
Yo debía comenzar un programa de radio en el cine América, que sabía positivamente nadie iba a escuchar. Faltaba un rato y me largaba a caminar por la Justa Lima para hacer tiempo. Hacía frío y no había llevado campera.
Dudaba si tendría margen suficiente para ir a un bar (el que estuvo al lado del Círculo un tiempo, ahí rodé una película de súper 8 una eternidad atrás) a tomar un café.
Acabo de tomar café. Es muy temprano. Debo viajar después de mediodía. Es probable que me vuelva a la cama.
Esta puta lluvia que no deja de caer.