viernes, 15 de abril de 2016

LA PERIPECIA ARISTOTELICA EN LA INFORMATICA

Mi viejo y querido Word 2003, en mi vieja y querida PC, empezó a dar hoy alarmantes señales de agonía. Intenté repararlo sin éxito y terminé desinstalándolo. Como hace un tiempo yo había instalado en la note el 2010, me dispuse a tratar de reconstruir ese proceso. Trasladé con el pendrive el exe que estaba en la note, pero al tratar de ejecutarlo me pedía una contraseña. El Google me tiró cientos y todas supuestamente eran posta. Ninguna servía, por supuesto. Me dije que había que empezar de nuevo. Después de pasar por toda la truchada informática de la web y sortear las trampas que te ponen a cada paso, encontré un sitio confiable y un tutorial bastante simple de seguir. Luego de una lentísima descarga, y un más lento aún proceso de instalación, reinicio de la PC mediante, ví aparecer por fin el ícono de la página con renglones y la doble ve, y me tranquilicé. Restaba activarlo, cosa que nunca me preocupó en la note, porque ahí uso poco el Word. Pero en la PC, donde es de uso continuo, no podía soportar permanentemente los odiosos cartelitos de advertencia del puto Microsoft. Así que me bajé el activador, creyendo que después de lo anterior iba a ser un juego infantil. Me equivoqué. Una vez descargado, lo descomprimí del rar y seguí la instrucción de ejecutarlo como administrador. Me pedía contraseña. Qué mierda podía acordarme yo de la contraseña de administrador, si es que alguna vez la supe? Vuelta a guglear, y me desayuno que la forma de salir de ese atolladero era reiniciar la PC en modo prueba de fallos. Después ir a inicio, ejecutar, escribir unas palabras mágicas, y ahí ya podía establecer una nueva contraseña. Imprimo las instrucciones, las sigo al pie de la letra, todo bien. Vuelvo a iniciar la PC en forma normal, pero me aparece pantalla de Administrador local, y me pide contraseña. Luego de fracasar varias veces con la que acababa de registrar, entiendo que Administrador y Administrador local no es lo mismo. Busco soluciones en la note, un chabón propone el viejo control+alt+supr, que efectivamente funciona, porque aparece la contraseña cifrada. Pero yo, en vez de darle enter y chau picho, intento copiarla y de torpe que soy la borro. Ya era imposible entrar. De nuevo al modo prueba de fallos, y papelito en mano logro cambiar también la contraseña de Administrador local. Abro la la PC con ese password, pero ya ni me acuerdo en qué estaba... Lo de ejecutar el activador como administrador, no? Pongo la contraseña. Me aparece un cartelito en inglés. Insisto. Lo mismo una y otra vez. Desesperado vuelvo a buscar por toda la web otro activador, y el único confiable era el que ya había bajado. Recurro a un antiguo amor, el E-Mule. Lo actualizo, porque hacía siglos que no lo usaba, y largo la búsqueda. El resultado que parecía más potable tenía 2 GB, podía tardar un año en bajar. Igual pongo a la mulita a hacer el trabajo. Pero la angustia no cede. Se me da entonces por descifrar el cartelito en inglés que me saltaba cuando trataba de ejecutar el activador, y al que tomé por simple aviso de error. No era así. Resulta que me estaba diciendo que previo a eso debía tener el Framework v4.0.30319. Claro, mi instalación de Windows XP (sí, XP) era trucha y jamás actualicé nada por miedo a que me bloquearan. Así que estaba en la prehistoria de la informática, con al abuelo de los sistemas operativos. Ya jugado a todo, decidí descargar el Framework del sitio oficial, salteándome la advertencia que era sólo para quienes tuviesen copia legal y rogando que pudiese volver a encender la máquina y acceder a mis archivos una vez instalado. Nuevamente horas de descarga e instalación. Juro que por momentos, cuando aparecía algo similar a "cliente" en el progreso de instalación, temblaba de miedo, como si la ira de la corporación fuese a caer como un rayo sobre mi vieja y querida PC de un momento a otro. Pero no pasó nada (hasta ahora). Mis esfuerzos fueron coronados por el éxito. Pude ejecutar finalmente el activador, y el Word me aparece de lo más legalcito y sin advertencias admonitorias. Es más, también descargué el activador en la note, donde por supuesto no sufrí ninguna peripecia, dado que tiene Windows 10. Todo el proceso me debe haber consumido unas doce horas, calculo. A lo que hay que sumarle lo que me insumió escribir esto, que encima muy pocos -sólo los del palo de la informática- disfrutarán. Qué vida al pedo la mía.

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