Debía pagar en el restaurante. Entregaba un billete de mil para una consumición inferior a doscientos. El mozo me devolvía de cambio unas monedas grandes y triangulares, con extraños dibujos en el centro. También unos tarjetones animados de Patoruzú que me llamaban la atención. "Le gustan? Se los doy todos. Son publicidades de otro restaurante" -me dice, y amaga irse. Lo detengo y le aclaro que falta bastante para el vuelto de mil. El mozo se sienta a la mesa y se dispone a explicarme...
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